Cuando crezcas,
cuando sepas dominar la fuerza de la gravedad,
todos comprarán ese nuevo día
empaquetado
que has inventado a escondidas
para los habitantes
de otro planeta.
Algunos
quemarán su piel
con un Sol
que jamás se
enamoró
de sus miedos;
otros
llorarán
al comprender
que nunca trabajaste
en el taller donde ellos rezaron
por tu locura
por tu desvío
por tu juventud.
Nadie querrá entonces beber tu sangre
de personaje de ficción.
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