1 Tormenta deseada
Lucía el habla joven
de un peregrino más
que tendía a morir de amor
por no amar demasiado la muerte.
Cuando, de repente, llegó el viento
del carácter poético del otoño,
de las hojas caídas que,
con su tinte temporal,
manchan de naranja la Avenida,
y me llenó de nuevo el tórax
de fuerza y de reproches,
de ese torbellino que sólo
me hace
arrancar la tinta, y nunca los cimientos.
Nunca unos brazos tan tranquilos
me habían dado la Esperanza
en un formato tan eterno.
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