domingo, 19 de abril de 2015

Poetamorfosis ("Todo lo conviertes en Literatura") 3

                                                                      MINERALIA
                                        
   La memoria nos juega malas pasadas. Nos pasamos años intentando borrar la cara de alguien de todo lo que enfocan nuestras pupilas, de todas las almohadas, de todas las mesas de trabajo. Aun así, nos pesa en la sangre el recuerdo persistente de una realidad efímera y acabada. A su vez, la memoria es la aliada infalible de la Genética. Ella es el fondo para un papel biológicamente pautado.
   En la puerta del supermercado de la plaza del Norte, una hermosa figura treintañera revisa una hoja de papel donde tiene anotadas aquellas cosas que no debería olvidar hacer o comprar. A su derecha, un hombre con aires de la vieja Córdoba y vestido con colores llamativos insiste, en vano, en que su nieto deje el llanto para otro momento.
   El poeta que desde el suelo oye con desánimo los rayos del Sol y sostiene, adormilado,  un bebé entre sus brazos, parece no tener nada más que a sí mismo y a su hijo. Presidida  por tres libros rotos, la escena continúa con dos cartones húmedos, una manta agujereada y unas libretas que flanquean un cartel: “Una ayuda a los que no tenemos más que la vida quemándonos el estómago”.
   Llora la criatura agua limpia y cargada de poesía heredada. Los transeúntes aguantan su mirada apenada sobre el cuello erguido. Las lágrimas besan el suelo, infértil, que al instante reconoce el tacto del Arte que fluye hacia él. Nace del asfalto diamante en bruto en un intento de deslumbrar miradas atentas al teléfono móvil, en un conato de romper almas blindadas.

   Si es él el más fuerte de entre todos, arde en mí ahora el deseo de que sepa el diamante atravesar la carne humana por el medio del pecho sin rajar la piel, para que allí dentro pueda encontrar una morada cálida donde recuperar su valor verdadero.

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