16 de agosto de 2014
A veces ( quiero llegar a escribir la palabra "siempre" sin presiones atmosféricas)
la angustia viene a verme, se mete en mi bolsa de la compra;
los sábados por la mañana sirven para afinar los prismáticos.
Las oficinas de los bancos, puntos suspensivos...
Se abre un espacio y Claude Monet salta a mis brazos:
¿son más infelices las grandes obras de la pintura que viven en paredes
de los albergues de sus opuestos...
... o las cruces en las habitaciones de los hospitales?
Así como el banco en que estoy sentada preferiría
soportar el peso de un turista de Schönbrunn.
Tengo la Impresión
de que si el Sol no Nace
los Nenúfares no respiran ni beben
y las Flores y los Puentes se marchitan.
(Tampoco todos los lienzos soportan las pinceladas de un dios)
¿Existirá un cristal más opaco
que el de decoración de interiores sin alma?
El cristal muy limpio -con productos químicos- tampoco es ámbar.
Mis almas gemelas
también suspiran en Roma abrazadas a las columnas del Panteón.
¿Qué hace al buen empresario,
el buen trato o el pantalón?
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