domingo, 10 de agosto de 2014

Despertar

30 de julio de 2014

Es atrevido para alguien como el cartero
mirar por la rendija,
asomarse por la ventana;
levantar la persiana, levantar polvo,
levantar a los niños de la cama.

No se trata ahora de poner sobre la mesa
el tema de su sueldo o de su falso peinado,
ni de reprocharle a su madre 
el haberle dejado por sus fallos 
en unos años en los que importaban más 
las estrellas y la ginebra
que el café y la luz del flexo.

Él ahora no piensa en otras plantas
pero sigue viendo la matemática en las ruedas de su carro.

Y cuando lo vemos por las callejuelas
- Roma está todo lo cerca que queramos-
con el humo de su motocicleta dibujamos en el cielo a su dama,
e inventamos un personaje de película.

Es difícil no imitar a los grandes.

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