Nunca quise decírselo. Siempre temí que aquella pregunta fuera para ella el primer indicio de infidelidad, de desamor, de abandono. Y no lo era, no. Claro que no. Una puede abandonar un capítulo, un capricho, una canción. Una puede olvidar un beso que le ha partido la mano en dos, matar un tallo, quemar una mirada. Pero arrancarse la mitad del corazón sonaba demasiado doloroso.
Sin embargo, aquel día lo hice. Le pregunté.
Tiempo simple. Sincretismo.
Futuro perfecto, condicional compuesto.
Compuesto por su mirada irritante y encantadora.
-No irás a hablarme de irregularidades,¿verdad...?
Rompí.
-¿Por qué "amar" es regular? Todo amor sufre el más duro cambio, todo en el amor es el giro más brusco del peor sistema, todo en el amor es cualquier cosa menos línea recta.
-Sabes que no podemos ser como ellos. Que me llevas escondida. Sé que sabes que siento.
Sabes que sé que te amo a ti con la mejor de mis regularidades.
-Mientes.
-"Mentir" es irregular.
-¿Acaso aciertan cuando dicen que no eres humana, que naciste antes que todos nosotros, que ya nos conoces...? Nos conoces a todos. ¡Vive entonces con nosotros! Ama entonces conmigo.
Respiré. Forma irregular de verbo regular.
Y entonces, sin más, me dijo la Gramática:
-No hay verbo más irregular que el que a todos más nos duele.
-"Amar" debería serlo.
-"Ser"
-¿¡Acaso no se es sino amando!?
-"Ser"
-¿Qué he de hacer?
-"Ser"
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